Conversación
La conversación, es una actividad común en todos los seres humanos, ya sean de distintas culturas, edades, o sexo. Además, es un proceso de inferencia que se realiza por múltiples canales, por lo tanto se trata una actividad sumamente reglada en la que dos o más personas interaccionan tanto verbal, como no verbalmente. Y para ello, tienen que estar en mutuo acuerdo, no sólo para empezar la conversación, sino también para mantenerla y finalizarla.
Por otra parte, para que se establezca un diálogo es necesario que los interlocutores compartan una serie de conocimientos y habilidades. Debido a que la interpretación por parte de los interlocutores se debe a la acumulación de nuestras experiencias vinculadas a la lengua, como así también al conocimiento del mundo que poseemos.
Asimismo, “…ese conocimiento acumulado nos permite llevar a cabo un proceso de inferencia conversacional para interpretar adecuadamente los enunciados que se emiten en una situación concreta y, a partir de esas interpretaciones, elaborar nuestras contribuciones a la conversación…” (Gumperz, 1982).
Grice (1975), afirma que la conversación se puede comparar con cualquier otra actividad, en la cual tiene que haber una participación coordinada entre quienes participan (dos o más personas). Primero, tiene que existir un acuerdo para que se inicie esa actividad; después se tiene que desarrollar la actividad de forma coordinada, cooperativa, y finalmente, se tiene que decidir de manera conjunta cuándo y cómo terminar la actividad.
Tabla de contenidos · 1Transcripción de las conversaciones |
Transcripción de las conversaciones
A partir de la transcripción de las conversaciones, se puede conocer y desconocer algunos aspectos de los diálogos.
En primer lugar, el valor icónico del formato del texto permite distinguir con facilidad cuando se trata de un diálogo, debido a que cada oración comienza con el nombre de las personas que participan de la conversación o bien se las indica con una letra mayúscula. Y luego, se establece un guión para indicar el comienzo de cada intervención A parte de ellos, la puntuación también cumple un papel importante porque proporciona una serie de informaciones.
Los signos de interrogación, señalan una entonación interrogativa, por lo que la oración siguiente puede llegar a ser interpretada como una respuesta; y luego una evaluación o comentario por parte de quien realizó la pregunta. Ante la ausencia de signos se sugiere una entonación neutra, es decir, sin ningún tipo de énfasis.
Por otra parte, si en una oración predomina la fórmula de tratamiento te, es posible que la relación entre los interlocutores sea de confianza.
En segundo lugar, hay varios aspectos que se desconocen en una transcripción, por lo que sólo serían evidentes si se observara la conversación de modo directo, natural y oral. Algunas de las cosas que se suelen mantener ocultos, son la calidad de voz, el estado físico y emocional, el contexto espacial y temporal, los conocimientos socioculturales de los participantes, los gestos y posturas corporales; entre otras informaciones que proporciona la comunicación no verbal.
Significado literal y significado conversacional
El significado literal, es la interpretación o sentido exacto y propio de los enunciados emitidos. Por lo tanto, es prácticamente imposible basar una conversación de ésta manera; debido a que el conocimiento gramatical y léxico son sólo dos de los factores que intervienen en el proceso de interpretación.
Por consiguiente, para comprender el significado conversacional, se necesita de un análisis pragmático que tenga en cuenta el uso lingüístico contextualizado, para poder explicar qué es lo que se dice, y lo que se quiere decir en una conversación. Es decir, que se interpreta por medio de un proceso de inferencia. Para ello, hay que considerar no sólo el entorno físico, sino también el conocimiento personal de los interlocutores, sus actitudes respecto a otros, y las asunciones socioculturales respecto a las relaciones de rol y estatus.
A su vez, hay que destacar que “…la comunicación es un proceso de interpretación de intenciones que se basa, no tanto en el contenido léxico-semántico de las oraciones emitidas, cuanto en el contenido pragmático, es decir, en el sentido que se asocia al uso local, contextualizado de determinado enunciados y que se basa en una serie de normas o convenciones que vamos adquiriendo a lo largo de nuestra experiencia como usuarios u usuarias de la lengua; normas que incluyen una serie de restricciones respecto a lo que es apropiado decir y lo que no es apropiado decir en determinados contextos…”. (Gumperz, 1982)
La conversación, al ser parte de la vida cotidiana suponemos que entre las personas con quienes interactuamos, compartimos una serie de conocimientos sobre el uso lingüístico, y el mundo en general; por lo que se puede eludir parte del significado literal de los enunciados mediante el uso de formar indirectas para expresar lo que deseamos. Y de esa manera, vincularnos mediante un proceso de interpretación de las intenciones.
Al tratarse de una actividad realizada por dos o más personas; para que la conversación dé inicio y se mantenga tiene que haber un acuerdo entre ellos para garantizar el compromiso y la intención de involucrarse en dicha acción. Para ello, cada persona debe realizar su contribución a partir de la finalidad o dirección aceptada del intercambio conversacional en el que se encuentra.
Si bien se puede iniciar una conversación de manera explícita, en donde una persona le manifieste a otra su deseo de hablar, y ésta decida hacerlo o no. Por lo general, en la vida cotidiana esto no suele ocurrir, debido a que reconocemos otras propuestas que dan inicio al dialogo. Algunas de ellas son:
· Los saludos, que no sólo pueden constituir un intercambio oral mínimo. Por lo tanto, para distinguir un simple saludo de una propuesta para entablar una dialogo, hay que tener en cuenta los factores paralingüísticos y extralingüísticos que funcionan como indicios o contextualizadores.
· Las preguntas, casi de cualquier tipo, suelen ser el modo más común de dar inicio a una conversación. Siempre dependiendo del contexto y la relación entre los participantes.
· La exclamaciones, o una vocalización del tipo aaa incita a que alguien pregunte algo vinculado a la situación comunicacional, y a partir de allí se inicie un dialogo.
Más allá ésta posibilidades para el inicio de una conversación, Tusón Valls considera que también hay que tener un mutuo acuerdo en el tono de la interacción, la cual va a determinar el grado formalidad o informalidad. La cara que se va a poner, o la imagen que queremos ofrecer a los demás y que estamos dispuestos a aceptar de los demás. El tema con el que se va iniciar el dialogo, y decidir cuál es el conocimiento compartido o presuposiciones a partir de las cuales se va a empezar a hablar para que la conversación pueda avanzar con agilidad. Y por último, tener en cuenta los objetivos o finalidades que se quieren lograr con el dialogo.
Por su parte, Erving Goffman plantea que los modales, son los “estímulos que funcionan en el momento de advertirnos acerca del rol de interacción que el actuante esperará desempeñar en la situación que se avecina”. Por ende, modales agresivos o arrogantes sugieren que éstos son quienes desean iniciar la interacción verbal y dirigir el curso de la misma. Mientras que los modales humildes, o gentiles son lo que van a estar inducidos a seguir la dirección conversacional propuesta por otros.
Una vez iniciada la conversación, los participantes tienen que cooperar para que la interacción se desarrolle con éxito. Por lo que cada uno de ellos, tiene que ir dando indicaciones a sus interlocutores sobre el estado de la interacción, sobre sus propósitos así como sus reacciones ante lo que dicen los demás. Si bien pueden ser indicaciones explícitas tal y cómo ¡Ah! Otra cosa… o…cambiando de tema… también pueden utilizarse las convenciones contextualizadores; denominadas así por Gumperz, quien considera a éstas como “…un conjunto de piezas verbales y no verbales que actúan cómo indicios o pistas que los participantes tienen que interpretar a través de un proceso de inferencia para entender, de una forma situada, local, el sentido de lo que está pasando, y a partir de esa interpretación, construir su contribución a la conversación…”.
Las cuatro máximas conversacionales propuestas por Grice, surgen a partir del principio de cooperación que sirve para que un intercambio oral se desarrolle con normalidad. A pesar de que las máximas no siempre se cumplen, los interlocutores continúan entendiéndose, debido a que saben que el principio de cooperación sigue vigente. Es decir, si una persona transgrede una máxima, este confía en que sus interlocutores lo sepan, y que luego descubran el significado implícito en el enunciado que ha emitido. Por su parte, quien escucha también confía en el principio de cooperación de la otra persona y busca descubrir el significado conversacional por medio de un proceso de implicatura.
Las máximas son:
· De cantidad. Haz que tu contribución sea tan informativa como sea necesario (ni más ni menos) para las finalidades del intercambio.
· De cualidad. Haz que tu contribución sea verdadera. No digas lo que sabes que es falso o aquello para lo que no tienes suficiente evidencia.
· De relación. Sé pertinente, no digas algo que no viene al caso.
· De manera. Sé claro, evita la ambigüedad, sé breve, y ordenado.
Por su parte, Austin plantea que al emitir un enunciado realizamos tres actos de manera simultánea, porque al decir algo, lo hacemos en un determinado sentido y produciendo unos determinados efectos. Dichos actos son:
· El acto locutivo es la emisión de una oración con un significado y un referente determinado. Y en este “decir algo” se emplean otros actos como el fónico, fático, y rético. Por lo que el autor, define al acto locutivo como “la emisión de ciertos ruidos, de ciertas palabras en una determinada construcción, y con un cierto <significado>” (Austin, 1962:138).
· El acto ilocutivo es el que se realiza al decir algo, por ende hay que determinar de qué manera se esta usando el enunciado. En otras palabras, se trata de la expresión que se utiliza para pedir algo, ofrecer, aconsejar, dar una orden, etc. Por lo tanto, el acto ilocutivo posee fuerza.
· Finalmente, el acto perlocutivo es el que se realiza por haber dicho algo. Aunque normalmente “decir algo” siempre produce consecuencias o efectos sobre los sentimientos, pensamientos o acciones del auditorio. Por ende, lo que el acto perlocutivo logra son efectos.
Para dar por finalizada una conversación, también tiene que existir un principio de cooperación, debido a que una interacción depende de que tenga un buen final, en donde todos los actores consideren haber dicho todo lo que querían decir y que el intercambio haya sido el necesario.
La manera en que los participantes se ponen de acuerdo para dar por finalizada una conversación, es mediante la manifestación e interpretación de ciertos indicios o estrategias que sirven para señalar con suavidad y claridad que se quiere poner fin al dialogo.
Por lo general, el final es negociado de manera implícita por lo que los participantes deben realizar continuas inferencias para que la conversación se realice con “normalidad”, y por ende tienen que compartir un conjunto de estrategias y habilidades de tipo cognitivo y pragmático.
Schegloff y Sacks (1973) consideran que los cierres conversacionales suelen constar de cuatro partes:
· “ofrecimiento” de cierre;
· “aceptación” del ofrecimiento;
· “despedida”;
· “despedida” y cierre.
La organización de una conversación, se produce a partir de la alternancia de turnos para hablar. Por lo general, los interlocutores se suceden unos a otros sin solapamientos y sin silencios prolongados; salvo algunos casos donde las personas no respetan algunas de las máximas como por ejemplo la de cantidad y por lo tanto “no dejan de hablar”. No obstante, se suele tener idea sobre cómo consideramos que se debe desarrollar una conversación para que “suene” agradable, ágil y “normal”. Lo cual no es parte natural de las personas, sino que es aprendido debido a que muchas de las pautas varían de una cultura a otra.
Sacks, Schegloff y Jefferson (1974) observan que habitualmente, el cambio de hablante se produce sin problemas porque en cada intervención existe un momento denominado lugar apropiado para la transición. El cual es reconocido por los indicios de carácter diverso, los mismos pueden ser: sintácticos (completitud oracional), léxicos (completadores o “coletillas” del tipo eso es todo…), prosádicos (entonación descendente, pausa, etc), gestuales, o bien alusiones directas a alguien presente (¿tú que piensas?)
Otra de las contribuciones interactivas que sirven para mantener el canal comunicativo, son los sí, sí; ahá, mm. Los cuales permiten señalar a quien habla que seguimos lo que dice, y por ende continuamos en contacto.
A pesar de todo esto, a veces no suele respetarse el sistema de turnos, por lo que es difícil determinar la extensión de los mismos. Dichos problemas, pueden surgir por la mala interpretación de los indicios, un ejemplo común es el de la interrupción ante una inadecuada interpretación de una pausa por parte de quien se encuentra hablando.
En una conversación, la aparición de un turno se puede explicar a partir de la naturaleza de los turnos precedentes y/o siguientes. Tal y como ocurre con los pares adyacentes, es decir dos turnos sucesivos que se caracterizan porque la primera parte (el primer turno) crea la expectativa de que aparezca a continuación una segunda parte determinada (el segundo turno del par). Esto se puede visualizar en las preguntas –respuestas, ofrecimiento-aceptación/rechazo, agradecimiento-minimización, o en los saludos, por ejemplo:
-Buenos días
-Buenos días
En contraposición a los problemas comunicacionales motivados por el exceso de información, se encuentra la comunicación no verbal. Es decir, aquellos mensajes que no se expresan con la palabra oral o escrita. Y se manifiestan por medio de gestos faciales, corporales, posturas, y movimiento de cuerpo.
Paul Watzlawick, considera que toda conducta es comunicación debido a que en una situación de interacción la conducta posee un valor de mensaje, y al no existir una no-conducta, se concluye con el hecho de que es imposible no comunicar.
Por lo tanto, la actividad o inactividad, las palabras o silencio, tienen siempre valor de mensaje: influyen sobre los demás, quienes, a su vez, no pueden dejar de responder a tales comunicaciones, y por ende, también comunican.
Juan Raúl Rithner, plantea que la comunicación no verbal no puede estudiarse como una unidad aislada ya que es parte inseparable del proceso global de la comunicación. Y esta actúa de manera paralela, complementando a la comunicación digital, porque repite, contradice, sustituye, complementa, acentúa o regula la comunicación verbal.
Las decisiones para iniciar, mantener y finalizar una conversación, se pueden señalar tal y como menciona Tusón Valls de modo verbal y no verbal, por medio de la selección fónica, léxica, morfosintáctica, prosódica cinéstica y proxémica.
Por otra parte, en el texto de Rithner se afirma que “El lenguaje corporal es un elemento clave para comunicar liderazgo ya que con el cuerpo se toma territorio”. Por lo tanto, la construcción de la imagen por medio de la vestimenta, puede ayudar a fortalecer la credibilidad del discurso.
Bibliografía
· Watzlawick, Paul y otros. Teoría de la comunicación humana, Herder, Barcelona, 1983, Cap. 2 “Algunos axiomas exploratorios de la comunicación”.
· Rithner, Juan Raúl “Acerca de la comunicación no verbal”, en Rithner, J., Menni, A. y Reta, M. Gestión y producción. La seducción de un campo comunicativo, PubliFadecs. General Roca, 2004.
· Tusón Valls, Amparo (2003) Análisis de la conversación, Ariel, Buenos Aires, 2003. Cap. 2, 3 y 4.
· Goffman, Erving. La presentación de la persona en la vida cotidiana, Amorrortu, Buenos Aires, 1981. Cap. 1 “Actuaciones”, cap. 2 “Equipos” y cap. 3 “Las regiones y la conducta”
me sirvio muxiximo grax
Tengo una duda respecto a la transcripción de conversaciones… ¿debo colocar mayúsculas y punto en la la frase de cada turno cuando conforma una oración? Perdón que pregunte pero no estoy segura de qué hacer, Tusón Valls y Calsamiglia Blancafort no las usan pero por ahí me pueden tirar alguna pista.
¡Gracias!
Hola! antes que nada gracias por tener en cuenta el artículo, y perdón por la tardanza… con respecto a tu pregunta: a la hora de transcribir una conversación se coloca mayúscula y luego un guión, en cuanto al punto final se lo usa siempre como modo de dar finalización a una intervención, salvo que se trate de una oración con signo de interrogación o exclamación.
Por su parte, Tusón Valls dice que A y B son las formas convencionales de referirse a los interlocutores sin tener que poner sus nombres, y los guiones después de A y B indican el inicio de sus respectivas intervenciones…Pero si te interesa te recomiendo el articulo de Tusón que figura en la bibliografía del artículo…
Saludos
Muchas pero muchas gracias y perdón por la tardanza del agradecimiento (más que tardanza). Tengo un artículo de análisis de la conversación de Tusón Valls pero no el libro, voy a ver si lo consigo.
Saludos